El Castell dels Tres Dragons (Castillo de los Tres Dragones) es el nombre popular que recibe el edificio modernista construido como Café-Restaurante para la Exposición Universal de Barcelona de 1888 por Lluís Domènech i Montaner. Este nombre, probablemente, fue adoptado de la novela homónima de 1865 de Frederic Soler y Hubert, conocido por el seudónimo de Serafí Pitarra.
En su momento era uno de los edificios principales de la exposición y delante suyo tenía el desaparecido Palacio de las Bellas Artes. Se encuentra al final del paseo principal que va desde el Arco de Triunfo al Parque de La Ciutadella.
Construido con ladrillo visto e hierro laminado, es un edificio en forma de castillo coronado de almenas. Es de planta prácticamente cuadrada, con cuatro torres en los ángulos y pasillos perimetrales que circulan entre una doble fachada. En su innovadora estructura diáfana de ladrillo visto y armadura de hierro también a la vista, se adelanta unos años a la propuesta similar que hará Hendrik Petrus Berlage en su proyecto para la Bolsa de Amsterdam.
La decoración cerámica hecha, con la colaboración de Antoni M. Gallissà, con dibujos de Joan Llimona y Alexandre de Riquer, escultura de Antoni Vilanova, ejecución de Alfons Juyol, y cerámica de Pujol i Bausis, se localiza bajo las almenas y son paneles en forma de escudo, que desglosan en azul sobre blanco una temática naturalista de plantas y animales, incluyendo un buen número de bebidas y licores. Los vitrales, desaparecidos en parte, son obra de Antoni Rigalt i Blanch. El más importante, que ocupaba toda la fachada principal, fue destruido en un bombardeo de la aviación franquista en la guerra civil española.
Al terminar la Exposición Universal fue convertido en taller de las artes aplicadas vinculadas a la arquitrctura, dirigido por el mismo Domènech y A.M. Gallisà, posteriormente en Museo de Historia, en Conservatorio de Música y en los años ochenta en Museo de Zoología. Hasta el 2010 alojó las colecciones de zoología del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona, fecha en que fueron trasladadas al Edificio Fórum. A partir de 2011, el Castell dels Tres Dragons se convirtió en sede científica del museo, acogiendo el Laboratorio de la Naturaleza; con espacios de investigación, laboratorios y estudio y conservación de las colecciones.
En la década de 1980 fue restaurado por los arquitectos Cristian Cirici, Pep Bonet y Carles Bassó.
La importància de l'edifici, a més de la racionalitat de la seva concepció, radica en el fet de ser pioner en la utilització del maó vist o el ferro nu i un dels primers exemples del modernisme català, d'arrel historicista.
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