Uno de los edificios más significativos del barrio, de gran monumentalidad, y que ocupa la mitad de una manzana de casas. Tiene tres fachadas: la principal y más estrecha, que da a la calle San Carlos, es donde estaba el acceso principal al edificio. Tiene planta baja y tres plantas piso que están perfectamente destinadas a las necesidades de la cooperativa: tenía en la planta baja la tienda de comestibles con bodega y almacén, en la primera planta el café-comedor y la biblioteca, en la segunda planta el teatro -sala de actos, y en la tercera planta el almacén y los locales para la administración, sala de juntas y secretaría.
Si bien los interiores no gozan de especial relevancia, el trabajo en las tres fachadas logra un resultado de gran perfección técnica en la utilización de la obra vista. La planta baja, tiene un sencillo revestimiento de estuco y un zócalo que recorre todo el perímetro, transformado hoy en mampostería irregular pero también estucado en origen. En la fachada principal, la planta primera cuenta con tres aberturas de dintel plano y escalonadas a los lados, unidas mediante una cenefa escultórica de motivos florales; en la planta superior una serie de aberturas englobadas bajo un gran arco de medio punto monumentaliza la construcción, potenciada por la inclusión del relieve escultórico del balcón. Los elementos de hierro fundido confieren una gran ligereza en esta fachada. Las fachadas laterales se organizan a partir de un mismo módulo de aberturas que se repite y quedan unidas a la planta baja por un balcón corrido, en origen barandilla calada de terracota y hoy de reja de hierro. En el caso de la planta superior, las aberturas siguen un diseño similar a la abertura de la fachada principal, aunque de menor dimensión. Un gran alero sustentado sobre numerosas ménsulas escalonadas de ladrillo visto coronan el edificio todo escondiendo el cuerpo superior atrasado. Completan la ornamentación de la fachada dos medallones flanqueando la fachada principal donde se pueden leer las fechas de fundación de la cooperativa, 1879, y de inauguración del nuevo edificio, 1918.
En el edificio se ha realizado una rehabilitación integral a cargo del equipo de arquitectos Josep Maria Rovira, Orlando González y Antonio Soler.
En el último tercio del siglo XIX con las luchas ideológicas entre republicanos radicales y catalanistas que tuvieron una vivacidad especial y la estratificación social tan rígida, las clases obreras sólo tenían el cooperativismo para recuperar el espacio de creación cultural y la defensa económica que la industrialización les había tomado. Proclamaban, desde una óptica autodidacta, la autogestión en todos los ámbitos, incluyendo el económico. Por eso nació la Cooperativa Obrera La Fraternidad, que fue una de las primeras y más grandes experiencias de este tipo en Cataluña. Su origen se debe principalmente a la persona de José Torrellas, que, después de leer unos folletos extranjeros, quedó deslumbrado por las ideas cooperativas. Reunió en su barbería, situada en la calle dels Pescadors, un grupo de clientes y compañeros liberales y se decidieron a crear una cooperativa en ese mismo local. A partir de ese momento pasó de ser un experimento social a tener un fuerte impacto en el barrio ya que muchas familias se involucraron. Las actividades de La Fraternidad, aparte de las de consumo colectivo (en sus establecimientos de comestibles, en el horno, en el café), también tenían un carácter cultural y educativo (en el teatro, la biblioteca y la escuela ), pero además la cooperativa cumplía otras funciones de carácter asistencial para los socios, ya que se preveían jubilaciones y subsidios por enfermedad.
Des de 2001 es la seu de la biblioteca pública del barri La Barceloneta - La Fraternitat.
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