En 1922 el sacerdote del antiguo colegio teresiano, el canónigo Josep Vives, encargó el proyecto de construir un nuevo convento-colegio al arquitecto de Barcelona Bernardí Martorell. El traslado permitía dar cabida al elevado número de alumnos que tenía esta compañía religiosa en la ciudad y que aumentaba cada día.
El edificio se compone de semisótano, planta baja y tres plantas de altura, ocupando las dos terceras partes de la manzana, siendo un edificio aislado, retirado de la alineación en sus cuatro fachadas. La fachada principal consta de tres cuerpos bien definidos y unidos, hay una marcada simetría con un cuerpo central que tiene un pórtico ligeramente desplazado hacia el exterior, que incluye la planta baja con tres arcos parabólicos y el primer piso, así como dos cuerpos laterales, esquineros, que actúan casi como torres y se adelantan hacia la Rambla.
En el interior tiene un interesante vestíbulo, con columnas con un claro estilo gaudiniano, que distribuye el espacio hacia la escalera principal. Después de este espacio está la capilla del convento, que se prolonga hasta la calle August, desde donde podemos observar el ábside.
Martorell siempre dejó constancia de cómo dominaba el ladrillo y de cuál era su potencial estético con toda su expresividad funcional. Los elementos más destacables son: la fachada de obra vista, los arcos parabólicos del pórtico de la entrada, el vestíbulo con sus columnas y arcos y la capilla.
– Fuente: Revista TAG – segundotrimestre 2009 – Col·legi d’Aparelladors i Arquitectes Tècnics de Tarragona
Agradecimientos
Gràcies a l'amabilitat del personal del col·legi Santa Teresa de Jesús de Tarragona, ha estat possible fotografiar i publicar el vestíbul.
