Edificio del siglo XVIII sobre parcela muy profunda de planta baja y tres pisos en esquina. En 1898-99 el arquitecto Josep Puig i Cadafalch reformó la fachada en una línea modernista de carácter neogótico que se manifiesta sobre todo en el portal de la planta baja de perfil interior lobulado, exteriormente rodeado de follaje como su pináculo y con impostas que representan sendas cabezas de caballero y dama del siglo XIX (que se supone representan el Sr. y la Sra. Martín) y enmarcado por una moldura escalonada que contiene en su interior un relieve cerámico que reproduce flores. La reforma afectó las aberturas de las dos primeras plantas y recubrió el conjunto con un esgrafiado de temática floral. Se conservan, sin embargo, los marcos de piedra de las plantas superiores, los sillares también de piedra de la esquina y el arco rebajado moldurado y con varios relieves de tipo geométrico, al igual que la fachada de la calle Quintana. Cabe destacar el gran alero cerámico que no se modificó con la mencionada reforma.
Trabajaron para el arquitecto sus colaboradores habituales, como el forjador Manuel Ballarín, quien ejecutó las barandillas y el rótulo bandera; Joan Paradís, que extendió el esgrafiado de grandes dimensiones de la fachada o Eusebi Arnau, que fue siempre su escultor favorito.
No se ha encontrado ninguno