Dice la tradición que en este recinto fue donde San Ignacio de Loyola redactó sus famosos Ejercicios Espirituales. Consta de tres espacios diferenciados: la iglesia, el vestíbulo y la cueva. También acoge al actual edificio conventual, lugar de residencia de los padres jesuitas. Pasando por la iglesia (siglo XVIII), se llega al vestíbulo, accediendo a un verdadero compendio de artes decorativas y memoria histórica del santo. Empezando por la izquierda encontramos unos coloreados vitrales de inspiración veneciana (obra de los hermanos Mauméjean de Barcelona), que ocupan las aberturas de las cuatro ventanas de la pared sur y que se reproducen en la pared norte como falsas ventanas, pero ahora con mosaico de teselas vidriadas (obra de Mauméjean Hermanos de Madrid). La decoración de las vidrieras y los mosaicos representa ángeles jóvenes que muestran unas filacterias con frases del libro de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio. Entre las ventanas se disponen seis altos relieves en bronce, tres por lado, (dibujados por Martín Coronas, moldeados por Carles Flotats y fundidos por las fundiciones Gabriel Bechini y Romolo Staccioli de Barcelona. Sobre las ventanas y las falsas ventanas se muestran ocho grandes paneles de mosaico (diseño de Martín Coronas y realización de Mauméjean Hermanos de Madrid), donde se representan dos hileras de personajes, vinculados a San Ignacio y al libro de los Ejercicios, que avanzan hacia la cueva. los personajes forman grupos sociales: Papas, reyes y nobles, damas nobles, religiosas, jesuitas, religiosos de otras órdenes y una muestra de los estamentos de la sociedad contemporánea. El pavimento es de mosaico romano de teselas de mármol de colores que forma diferentes dibujos. Al inicio encontramos un girasol con la inscripción «Vertitur ad solem»: Se gira hacia el Sol, en referencia a cómo los cristianos deben seguir a Cristo; después figura un conjunto de armas (con un cañón en primer término), en relación al oficio militar de Ignacio de Loyola y en último término el escudo de la familia del santo. El techo está hecho con vigas de caoba esculpidas y con adornos de metal, ménsulas de mármol, paneles decorados y decoraciones de hierro forjado.
El vestíbulo termina en un ábside semicircular con la abertura desplazada a la izquierda, que da a la cueva, flanqueada por dos grandes ángeles de bronce (obra de Josep Llimona), que representan la penitencia y la oración. Por encima de ellos don angelitos bajan del cielo el libro de los Ejercicios Espirituales.
Finalmente llegamos a la cueva o «coveta», que es de reducidas dimensiones, presidida por un retablo de alabastro del siglo XVII. La pared de la izquierda está decorada con unos estucos (siglo XVIII), que imitan el mármol; la de la derecha se muestra con la roca natural de la cueva. El pavimento también es de teselas de mármol blanco y negro, que no cubre todo el suelo, dejando algunas zonas con la roca natural a la vista. El motivo principal representa una fuente con una paloma (Espíritu Santo) y un ciervo (figura simbólica de San Ignacio) que bebió de la divina gracia en este lugar, y escondida en un rincón una serpiente simbolizando las trampas del demonio. También existe la figura de un dragón que simboliza la herejía.
– Fuentes: . Libro: La Cova Santa de Sant Ignas, de Bonaventura Bassegoda – Angle Editorial
. http://www.catalunya.com/santa-cova-o-cova-de-sant-ignasi-17-16003-387
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