Esta farmacia es fruto de una reforma integral (ampliación del local, fachada e interior), que el doctor José Boatella i Tubau encargó al arquitecto Antoni Serrallach. En noviembre de 1900 se inaugura la farmacia reformada y decorada al estilo modernista.
La fachada no se conserva porque durante la guerra civil española cayó una bomba cerca y el exterior quedó totalmente destruido.
El interior tiene forma rectangular, con las paredes y el techo cubiertos por trabajos de ebanistería. Los armarios de madera de cedro, tienen en la parte baja unas puertas decoradas con bajorrelieves pintados en verde y dorado. En la parte superior están las puertas de cristal, que permiten ver los estantes, decoradas con tallas de madera de inspiración vegetal y referidas a plantas de uso medicinal. La parte superior está compuesta por un friso decorado con motivos vegetales estilizados y dorados y coronado por una crestería de calados y pináculos. La pared entre los armarios y el techo está cubierta por un mosaico veneciano con motivos vegetales con hojas de acanto y flores y en el límite superior discurre una banda de color rosa delineada de azul con puntos rojos.
En el paso de la zona de venta a la trastienda podemos ver dos grandes arcos asimétricos decorados con trabajos de ebanistería con tallas escultóricas con forma vegetal y sobresalen tres encastados: dos copas de Higea y en el centro las iniciales del fundador entrelazadas «JB». En medio de los dos arcos hay un gran farol de latón en forma de «coup de fouet», que alza cinco globos de cristal. Más al fondo una escalera lleva de la trastienda al despacho del entresuelo. La barandilla está trabajada en hierro forjado y cuenta, al inicio, con un singular dragón alado y al resto con motivos vegetales y sinuosidades.
El techo es artesonado, con pinturas florales de colores verde rojo y amarillo.
Para la realización de esta rica decoración, el arquitecto se rodeó de unos excelentes profesionales, entre otros, los pintores Vilaró e hijo, los vidrieros Rigalt y Cia., los marmolistas hermanos Juyol, el ebanista Puigdomènech, el herrero Ballarin, el mosaicista Maragliano, los muebles de Pons, el albañil Baltà, los fontaneros Bertrán y Florensa y el electricista Cintron.
Observaciones;
Actualmente la farmacia se llama Hernández de la Rosa y gracias a la disponibilidad de su propietaria (Carmen) y a la amabilidad del personal, ha sido posible fotografiar y publicar su interior.
