En cuanto al interior, el edificio presenta también una gran riqueza ornamental, a base de pinturas murales, tapices, mosaicos y vidrieras. En este amplio programa decorativo participaron Josep Maria Sert, Enrique Simonet y el mismo Josep Llimona en su faceta de pintor.
Los vitrales fueron realizados por la casa Rigalt i Granell i Cia. y los hermanos Maumejean. Cabe destacar también dos grandes espacios: el vestíbulo y
el Salón de Pasos Perdidos, así como la Sala del Colegio de Abogados, obra de Lluís Domènech i Montaner, realizada en 1908 en estilo modernista.
El vestíbulo principal abarca la planta baja y el primer piso en un gran espacio de doble altura. Los suelos están revestidos de mármol gris y los muros están totalmente hechos de piedra. Dos grandes arcos escarzanos sostenidos por columnas de capitel floral dan acceso, a ambos lados, a los dos cuerpos laterales. En el centro del vestíbulo arranca la gran escalera de tipo imperial y con barandilla de piedra que conduce a las galerías del
primer piso. Estas se asoman al espacio centralizado del vestíbulo mediante parejas de esbeltas columnas que sostienen arcos de medio punto. En sus enjutas, estos arcos acogen la compleja estructura metálica que sirve de esqueleto a una gran claraboya de vitrales de colores que muestran los escudos de las cuatro provincias de Cataluña. El muro del fondo, que separa el vestíbulo y el Salón de Pasos Perdidos, está perforado con tres
grandes ventanales de cristal esmerilado y un gran reloj rodeado de coronas de laurel hechas de estuco dorado.
El Salón de Pasos Perdidos está concebido como una planta basilical, configurado por tres naves separadas con columnas de pórfido de capitel floral y cubierto con bóveda de cañón sostenida por arcos torales de hierro. Los muros están adornados con composiciones pictóricas al óleo sobre lienzo, realizadas por el joven pintor Josep María Sert, inspirado por el pintor del Settecento Giambattista Tiepolo.
La Sala de Abogados, proyecto decorativo de Montaner, contempló que la presidiera una gran chimenea de madera que aparece rematada con un friso
escultórico de cerámica de tipo histórico, con la firma de Eusebi Arnau. De los extremos de la chimenea, sobresalen dos lámparas de metal con cinco globos de cristal. La boca está adornada con mosaicos venecianos y en la franja superior, rodeadas de una decoración de flores y hojas, figuran las letras entrelazadas CA (Colegio de Abogados). La chimenea está empotrada en un conjunto remarcable de carpintería artística, a base de unos arrimaderos que componen motivos de flores en relieve, obra de Gaspar Homar. A ambos lados, hay dos sofás, con pequeñas librerías con estos motivos florales repetidos.
El artesonado del techo también es de marquetería, con guirnaldas de motivos naturalistas a base de bellotas y hojas de roble. En las paredes, hay un friso de liras en tonalidades doradas y verdes, que completa la decoración. En el centro del techo, un medallón, también de Eusebi Arnau, representa la Justicia en la forma de una figura femenina, ataviada con un vestido medieval y empuña una espada. El cuarto de dentro está pintado de color rosa, con motivos en que aparece una espada encima de un libro.