El visitante gozará con los tramos abovedados y muy decorados con relieves de yeso del vestíbulo, los murales y esgrafiados. Todo recuerda la naturaleza, incluída la barandilla de hierro forjado con tallos en forma «coup de fouet».
Los pavimentos romanos de Lluis Bru, combinados con pinturas en los techos y vidrieras de colores intensos, dan al interior de este edificio un aspecto impresionante de frescor; y, al acompañarse con motivos florales y tonos verdes también en las paredes, da la sensación de estar paseando por un jardín de fantasía.