Al traspasar el portal te sumerges en un ambiente muy auténtico, ya que resulta fácil abstraerse y tener la sensación de vivir en la época en que se reformó la casa, que se conserva en muy buen estado.
La casa, con sus dos plantas y la torre, y el jardín por su amplitud y elementos decorativos forman unos espacios muy interesantes y equilibrados.
De la casa destacan especialmente los pavimentos hidráulicos, de los que hay una verdadera colección, el trabajo de marquetería y carpintería, los techos con sus yeserías de motivos florales y sinuosidades, los trabajos de forja y en particular las cristaleras de la torre, con cristales emplomados de colores con motivos florales y vegetales y el escudo de Cataluña.
El Modernismo en el Maresme