Por la puerta principal (calle Mallorca) accedemos a un imponente vestíbulo del que arranca una escalera imperial, flanqueada por una barandilla donde las referencias al mundo medieval se reflejan en la ornamentación floral y en el conjunto de leones, dragones y serpientes que están representados. La resolución formal del interior, obra de Lluís Domènech i Montaner, se convierte en un juego constructivo muy peculiar al dotar la escalera de un doble piso de altura, lo que le permitió, no sólo de situar cuatro bellas cariátides (pajes) que con aire melancólico parecen ofrecer las ofrendas de bienvenida a los visitantes, sino además el poder jugar con la luz que se filtra de la claraboya y apreciar los detalles de la barandilla de la planta noble y el artesonado del techo, ricamente decorado.
Domènech alcanzó con una excelente maestría la unificación de las Artes y los Oficios, tan presente en aquella época de exaltación del trabajo artesanal y la buena calidad de los materiales.
La afición heráldica que sentía el arquitecto, y que en esta obra es tratada de forma casi emblemática, se explica porque encontraba un instrumento útil para proyectar, en la vertiente histórico-política, toda una concepción filosófica, romántica e idealista , a través de la cual expresa sentimiento y deseos.
– Fuente : Passat i present de Barcelona (III): Materials per l’estudi del medi urbà. Por F. Xavier Hernàndez, Mercè Tatjer Mir – Universitat de Barcelona. (traducido)
Aquest edifici està sent utilitzat per les dependèn- cies de la Delegació del Govern Central a Catalunya, però es pot visitar els dissabtes i diumenges al matí. La visita és guiada.
Si Lluís Domènech i Montaner aixequés el cap i veiés l'ús que es fa del Palau Montaner, que ell va construir, tornaria avergonyit a la seva tomba del cementiri de Sant Gervasi.