Gaudí construyó una serie de viaductos para transitar por el parque, lo suficientemente anchos para el paso de carruajes, y con unos caminos porticados por debajo para el paso de transeúntes. Los caminos tienen una longitud total de tres kilómetros, salvando el desnivel de la montaña y comunicando de forma óptima el nivel inferior con el superior. Los viaductos tienen soluciones estructurales diferenciadas, inspiradas en distintos estilos arquitectónicos: el inferior (Viaducto del Museo) en estilo gótico, el intermedio (Viaducto del Algarrobo) barroco y el superior (Viaducto de las Jardineras) románico.
El camino principal, llamado del Rosario por tener una hilera de bolas de piedra a modo de cuentas de un rosario, parte de la plaza central atravesando el parque en sentido transversal; tiene diez metros de ancho, y se construyó sobre una antigua calzada romana que conducía a Sant Cugat del Vallès. También destaca el llamado Pórtico de la Lavandera (por una columna esculpida en forma de lavandera), que rodea la Casa Güell, y que tiene forma de claustro románico, con una doble hilera de columnas, las interiores inclinadas para soportar mejor el peso; un segundo tramo del pórtico es una rampa en forma de espiral, con columnas helicoidales. En la entrada del pórtico se encuentra una puerta de hierro con forma de “hígados de ternera”, según una famosa frase de Salvador Dalí.