Esta residencia fue construida el 1889 como casa de veraneo por el arquitecto Antoni Tosquella y realizada por el maestro de obras Joan Caballé. El 1906 se encargó la reforma de la finca a Eduard M. Balcells, un arquitecto a caballo entre el modernismo y el novecentismo, que le dio el aspecto modernista y ecléctico definitivo. La casa tiene dos plantas, un acceso por la calle y otro por el jardín.
Entre los elementos más destacados hay la fachada, la forja y la decoración interior.
La fachada tiene reminiscencias arabizantes en el juego de arcadas cerradas por un conjunto de vitrales que da al jardín, y las rejas del muro de cierre.
Estucos y esgrafiados recubren fachadas, columnas, paredes y muros interiores con un completísimo repertorio de motivos geométricos, vegetales y animales. Por ejemplo, el techo del porche está decorado con un estanque que contiene ranas y renacuajos.
En el interior, la riqueza ornamental continúa en las puertas de madera de melis con relieves de animales, a las cristaleras emplomadas del comedor y a las pinturas del techo de la casa, hechos con estuco planchado en caliente o pintado al aceite.
En cuanto a los pavimentos, en la planta noble son de mosaico de gres, en la planta inferior y en el porche, de baldosa roja. Las cubiertas de las torres están rematadas con cerámica esmaltada.
La casa fue declarada Monumento Histórico en 1974 y está catalogada como «Bé Cultural d’Interès Nacional» por la Generalitat de Cataluña (BCIN).
Desde hace años los ciudadanos, y las asociaciones vecinales y culturales reivindican, al Ayuntamiento de Barcelona, la restauración del edificio y su posterior uso público
– Fuente: http://www20.gencat.cat/portal/site/catalunya-act/ (traducido)