Las caballerizas del sótano son como las entrañas de uno de los pocos edificios acabados por Gaudí y que se ha conservado sin ninguna reforma. Y en este espacio, donde Gaudí dejó desnudos los muros, se pueden admirar los arcos y bóvedas muy rebajadas de ladrillo plano, y los grandes pilares circulares con capiteles fungiformes y troncopiramidales, estructuras que configuran los cimientos de todo el edificio. Una arquitectura espectacular concebida para acoger las cuadras, los almacenes de paja, carbón y leña y las cámaras de los palafreneros de palacio.
El acceso a las caballerizas se hacía a través de una ingeniosa rampa helicoidal muy pronunciada (para las personas) y de otra más amplia y de pendiente más suave, que termina en un patio interior por el que los caballos accedían a las caballerizas.