La azotea del Palau Güell es un espacio fantástico o sea creado por la imaginación y la fantasía, ya que Gaudí recreó imaginativamente sus elementos habituales: las chimeneas transformadas en bellas esculturas de ladrillo visto o decoradas con trencadís, mármol, vidrio, cerámica o piedra. Se extienden sobre un pavimento levemente ondulante rasgado por cuatro conchas que, buscando la luz, rodean una singular linterna-aguja coniforme coronada por una sorprendente veleta-pararrayos.
Las chimeneas-respiraderos son veinte y todas diferentes.